Resonancia magnética nuclear
Este fenómeno fue observado por primera vez en 1946 por los físicos Felix Bloch y Edward M. Purcell de forma independiente. Los núcleos en los que al menos un protón o un neutrón no están apareados actúan como imanes diminutos, y un fuerte campo magnético ejerce una fuerza que los hace precesar de la misma manera que los ejes de los trompos dibujan superficies en forma de cono mientras precesan. en el campo gravitatorio de la Tierra. Cuando la frecuencia natural de los imanes nucleares en precesión corresponde a la frecuencia de una onda de radio externa débil que incide sobre el material, se absorbe energía de la onda de radio. Esta absorción selectiva, llamada resonancia, puede producirse sintonizando la frecuencia natural de los imanes nucleares con la de una onda de radio débil de frecuencia fija o sintonizando la frecuencia de la onda de radio débil con la de los imanes nucleares (determinada por la fuerte campo magnético externo constante). Véase también resonancia magnética.
La resonancia magnética nuclear se utiliza para medir momentos magnéticos nucleares, el comportamiento magnético característico de núcleos específicos. Sin embargo, debido a que estos valores se modifican significativamente por el entorno químico inmediato, las mediciones de RMN brindan información sobre la estructura molecular de varios sólidos y líquidos.
A principios de la década de 1980, las técnicas de resonancia magnética nuclear comenzaron a usarse en medicina para visualizar los tejidos blandos del cuerpo. Esta aplicación de RMN, llamada imagen por resonancia magnética (IRM), presentó una forma no invasiva y sin riesgos de generar imágenes visuales de cortes finos del cuerpo midiendo los momentos magnéticos nucleares de los núcleos de hidrógeno ordinarios en el agua y los lípidos (grasas) del cuerpo.. Las imágenes de RMN muestran una gran sensibilidad para diferenciar entre tejidos normales y enfermos o dañados. A fines de la década de 1980, la resonancia magnética había demostrado ser superior a la mayoría de las otras técnicas de imagen al proporcionar imágenes del cerebro, el corazón, el hígado, los riñones, el bazo, el páncreas, las mamas y otros órganos. La resonancia magnética proporciona imágenes de tonos variables y de contraste relativamente alto que pueden mostrar tumores, tejidos hambrientos de sangre y placas neurales resultantes de la esclerosis múltiple. La técnica no presenta peligros para la salud conocidos, pero no puede usarse en personas que tienen marcapasos cardíacos u otros dispositivos que contienen metal implantados en sus cuerpos.