El paro cardíaco súbito es una de las emergencias médicas más alarmantes y con mayor riesgo de mortalidad. Se produce de forma inesperada y puede afectar a personas con o sin antecedentes cardíacos conocidos. A diferencia de otras enfermedades del corazón que pueden desarrollarse lentamente, este evento ocurre de manera repentina, y si no se actúa de inmediato, puede ser fatal. Comprender qué lo origina, cómo identificarlo y qué acciones pueden reducir el riesgo es fundamental para proteger la vida propia y la de los demás.
¿Qué es el paro cardíaco súbito?
El paro cardíaco súbito ocurre cuando el corazón deja de latir de manera eficaz, provocando que la sangre deje de circular hacia el cerebro y otros órganos vitales. Esto suele ser el resultado de un fallo eléctrico en el corazón que interrumpe su ritmo normal. En segundos, la persona pierde el conocimiento, deja de respirar adecuadamente y no tiene pulso. Sin atención inmediata, la muerte puede ocurrir en pocos minutos.
No debe confundirse con el infarto agudo al miocardio (ataque al corazón), que es causado por una obstrucción en una arteria coronaria. Aunque un infarto puede desencadenar un paro cardíaco, no todos los paros cardíacos son causados por infartos.
Causas principales del paro cardíaco súbito
Existen diversas condiciones que pueden originar un paro cardíaco repentino. Muchas están relacionadas con enfermedades cardíacas subyacentes, pero también puede haber causas no cardíacas. Entre las más frecuentes se encuentran:
- Fibrilación ventricular: Es la causa más común de paro cardíaco súbito. El ritmo eléctrico del corazón se vuelve caótico, lo que impide que el corazón bombee sangre.
- Cardiopatía isquémica: La enfermedad arterial coronaria reduce el flujo sanguíneo al corazón y puede dañar su estructura, predisponiéndolo a arritmias mortales.
- Cardiomiopatía: El engrosamiento o debilitamiento del músculo cardíaco puede alterar su capacidad de conducción eléctrica.
- Enfermedades valvulares del corazón: Problemas en las válvulas pueden interferir con el flujo sanguíneo y aumentar el riesgo de arritmias.
- Síndromes eléctricos hereditarios: Como el síndrome de Brugada, síndrome de QT largo o síndrome de Wolff-Parkinson-White, que afectan la actividad eléctrica del corazón.
- Uso de drogas o medicamentos: Algunas sustancias ilegales como la cocaína, o ciertos fármacos que afectan el ritmo cardíaco, pueden provocar un paro súbito.
- Trastornos metabólicos severos: Como la hipopotasemia o hipomagnesemia, que alteran la conducción eléctrica del corazón.
- Golpe fuerte en el pecho: Especialmente en jóvenes deportistas, puede provocar un paro sin daño estructural del corazón, fenómeno conocido como “commotio cordis”.
Síntomas que pueden preceder un paro cardíaco
Aunque se le llama “súbito”, en algunos casos el cuerpo da señales antes del colapso. Es importante conocerlas, ya que pueden ofrecer una oportunidad para intervenir a tiempo:
- Dolor o presión en el pecho
- Mareo o sensación de desmayo
- Palpitaciones fuertes o irregulares
- Falta de aire
- Náuseas o sudoración excesiva
- Debilidad extrema o fatiga inexplicable
Sin embargo, en muchos casos, el paro cardíaco ocurre sin ningún síntoma previo, lo que resalta la importancia de las evaluaciones médicas preventivas, especialmente en personas con factores de riesgo.
Cómo reconocer un paro cardíaco en curso
El paro cardíaco se manifiesta de forma abrupta. Estos son los signos inmediatos que indican que una persona ha entrado en paro:
- Colapso repentino
- Ausencia de respuesta al hablar o estímulos
- Respiración anormal o ausencia de respiración (jadeos o gasping)
- Pulso ausente
Ante estos signos, la intervención debe ser inmediata para aumentar las probabilidades de supervivencia.
Actuar a tiempo: qué hacer ante un paro cardíaco súbito
La respuesta rápida puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Las medidas de emergencia incluyen:
- Llamar al servicio de emergencias médicas. En México, marca al 911.
- Verificar si la persona responde y respira. Si no lo hace, se debe iniciar la reanimación cardiopulmonar (RCP).
- Comenzar compresiones torácicas. Presionar fuerte y rápido en el centro del pecho (a un ritmo de 100-120 compresiones por minuto).
- Usar un desfibrilador externo automático (DEA). Si hay uno disponible, se debe colocar lo antes posible. El DEA analiza el ritmo del corazón y, si es necesario, administra una descarga para restaurar su funcionamiento.
- Seguir las instrucciones del DEA y continuar con la RCP. No detenerse hasta que llegue ayuda profesional o la persona recupere signos vitales.
El papel del desfibrilador externo automático
El DEA es una herramienta vital para tratar el paro cardíaco súbito fuera del hospital. Es fácil de usar y está diseñado para ser operado por cualquier persona, incluso sin formación médica. Muchos lugares públicos, como aeropuertos, centros deportivos y escuelas, ya cuentan con estos dispositivos.
El acceso temprano a un DEA puede duplicar o incluso triplicar las tasas de supervivencia, siempre que se utilice dentro de los primeros minutos tras el colapso.
Estrategias de prevención para reducir el riesgo
Si bien no todos los casos de paro cardíaco se pueden prevenir, existen medidas efectivas para disminuir las probabilidades de sufrir uno:
- Controlar la presión arterial y el colesterol. Dos de los principales factores de riesgo cardiovascular.
- Mantener un peso saludable. La obesidad aumenta el riesgo de enfermedades del corazón.
- No fumar. El tabaco daña las arterias y afecta la oxigenación del cuerpo.
- Evitar el consumo excesivo de alcohol. El abuso de esta sustancia puede alterar el ritmo cardíaco.
- Realizar actividad física regular. Mejora la salud del corazón y ayuda a mantener un buen estado general.
- Controlar enfermedades crónicas. Como la diabetes o la apnea del sueño, que elevan el riesgo cardiovascular.
- Consultar al médico regularmente. Especialmente si se tiene historia familiar de enfermedades del corazón o síntomas sospechosos.
El paro cardíaco súbito en personas jóvenes
Aunque es más frecuente en adultos mayores, el paro cardíaco también puede afectar a personas jóvenes, incluso a niños o adolescentes aparentemente sanos. En estos casos, suele estar relacionado con anomalías cardíacas congénitas o síndromes genéticos.
Las actividades deportivas intensas pueden desencadenar un evento si existen condiciones ocultas. Por eso, es fundamental realizar exámenes médicos antes de iniciar una rutina deportiva exigente, especialmente en atletas de alto rendimiento.
Supervivencia y cuidados posteriores al evento
Sobrevivir a un paro cardíaco súbito es apenas el primer paso. Luego del evento, es necesario realizar estudios para identificar su causa y prevenir recurrencias. Dependiendo del caso, se puede recomendar:
- Tratamiento médico para controlar arritmias o enfermedades cardíacas
- Implantación de un desfibrilador automático implantable (DAI)
- Cambios en el estilo de vida
- Terapia de rehabilitación cardíaca
- Apoyo psicológico, tanto para el paciente como para su familia
El paro cardíaco súbito es impredecible, pero no inevitable. El conocimiento, la preparación y la prevención son los aliados más poderosos para enfrentarlo. Reconocer los factores de riesgo, actuar con rapidez y fomentar la educación en primeros auxilios son acciones que salvan vidas todos los días.